domingo, 23 de diciembre de 2012

TAKE SHELTER

Con esta entrada comienzo a incluir diversos textos míos ya aparecidos en otros medios; si bien aprovecho ahora para recuperar las versiones íntegras, que en su momento se extractaron por cuestiones de espacio en las publicaciones de origen, o rescatar trabajos que sufrieron una distribución más o menos limitada. Este artículo que os presento hoy se publicó en el nº 19 de Revista de Cine (Asociación Cultural UNED, Soria, 2012), magnífica publicación anual que hace las veces de catálogo del Cine-Club de la Universidad de Educación a Distancia ubicado en la ciudad de Soria y que coordina Carmelo García Sánchez.
 
TAKE SHELTER
La tormenta interior
 
Con Take shelter salta de nuevo a la palestra el calificativo de “cine independiente”, denominación que muchos se apresuran a esgrimir como si esta etiqueta, por sí misma, dejase bien claro que nos hallamos ante una película minoritaria y, por lo tanto, inquieta, de calidad, con mensaje, cuya presunta complejidad la hace más apta para mentes exquisitas y cultivadas que para el vociferante gran público. La cuestión es que el cine independiente actual, lejos de suponer un trabajo facturado bajo humildes condiciones de producción y dificultades mil, con actores amateurs y acabado tosco, se estrena en flamantes copias previa masiva campaña publicitaria, deseando convertirse en el sleeper de la temporada. Es decir, alcanzar el mayor número de espectadores (también los vociferantes) y situarse en las puertas de Hollywood dispuestos a rodar esta vez bajo el manto protector de una gran compañía.
Take shelter, con su apariencia “independiente” y un argumento que desgrana, con cierta crudeza, las incidencias poco tranquilizadoras de un guión sugestivo y muy bien construido, podría pasar sin problemas por una producción hollywoodiense perfectamente pulida. Aun así, Jeff Nichols (Little Rock, Arkansas, 1978), realizador del film, defiende su autonomía/integridad frente a un eventual fichaje de las majors: «Siempre he pensado que todo tiene que estar al servicio de la historia. Me encantaría trabajar con los medios que poseen los grandes estudios pero tengo que estar convencido de que la historia vale la pena. Si no, prefiero seguir trabajando por mi cuenta: así me siento más seguro» (1). La acrisolada perfección de sus imágenes, la excelencia de los actores, la inteligente dosificación de instantes perturbadores, el ritmo desafiantemente lento pero tenso… son elementos que la distinguen, para bien, de otros títulos más pretenciosos que por venir firmados por autores no estadounidenses se elevan a los altares.
 
 
Además, la película incluye en su discurrir algunas segundas lecturas que trascienden el mero espectáculo visual (brillante, por cierto) con el que su realizador arropa la inquietante historia: Curtis (magnífico Michael Shannon), un hombre común, casado y con una hija sordomuda, empleado manual en extracciones petrolíferas e integrado en su convencional pero pulcra barriada de trabajadores, comienza a experimentar síntomas más bien alarmantes concretados en angustiosos sueños nocturnos y extrañas visiones diurnas: lejanas tormentas en el horizonte, formaciones nubosas amenazantes, lluvia oleaginosa… No obstante la ambivalencia está presente: pueden ser alucinaciones provocadas por una naciente esquizofrenia paranoide, como la que llevó a su madre a un asilo psiquiátrico años atrás, o, por el contrario, premoniciones de algo horrible, inconcreto pero devastador que se avecina. En tal caso, nuestro hombre sería un elegido, dotado de la capacidad de ver el futuro y, por lo tanto, sometido a una responsabilidad suprema: avisar a la comunidad, ponerla en guardia ante lo que podría ser la antesala del apocalipsis. Como todo antihéroe que se precie, su actitud provoca en el entorno recelo, pánico y rabia, incluso violencia. Curtis atraviesa ese calvario bajo sus propios miedos e incertidumbres, y afrontando la más absoluta incomprensión de sus allegados. El propio director del film ofrece algunas claves al afirmar que su película, de manera metafórica, «refleja el temor y la ansiedad social. Si preguntas por ahí, es asombroso cuánta gente te dirá que queda poco para el fin del mundo» (2). «Obviamente tenía muy presente el tema de la crisis cuando escribí el guion de la película. Acababa de casarme, mi primera película había ido muy bien y me sentía un hombre feliz. Sin embargo, por primera vez en mi vida tenía algo que perder y aquello empezó a causarme una ansiedad terrible. Empecé a recordar cuando era niño y la angustia de crecer en un sitio donde los tornados marcaban la agenda, ya que en realidad no sabíamos cuándo iban a golpearnos. Todo aquello se metió en mi cabeza y de allí nació Take shelter» (3).
 
Es decir, que Jeff Nichols, bajo los ropajes de un thriller de misterio con elementos fantástico-terroríficos, expresa las inquietudes que en un momento de su vida le atenazan, extrapolándolas con habilidad al resto de espectadores. Todos nos hallamos sumergidos en tiempos de incertidumbre, en zozobras globales que golpean a la actual sociedad, empezando por el hundimiento económico, la inestabilidad laboral, el desgaste social… Su personaje protagonista encarna un ser sufriente que se debate con angustia ante todos esos miedos, que son los miedos de la colectividad. Nichols plasma esos terrores sociales e íntimos en forma de imprecisas pero alucinantes tormentas, un tropo visual sumamente poderoso que el cineasta explica de manera muy gráfica: «A principios de año en Arkansas hubo una epidemia de tornados. Hace pocos días hubo otra tanda devastadora en Kentucky acompañada de tormentas tan brutales que no tienen parangón en los registros. El año pasado tuvimos dos huracanes terribles, por no hablar de lo que pasó en Japón. Eso es lo más horrible: no puedes negociar con la naturaleza, no puedes frenarla, ni pedirle que pare, es un ente tan gigantesco que puede borrarte de un plumazo, como si nunca hubieras existido» (4).
 
Take shelter, cuya traducción literal sería “tomar refugio”, habla de nuestra indefensión frente a las tormentas que destruyen las estructuras sociales, y de la necesidad de protegerse, con (visionaria) antelación, contra los devastadores efectos causados por cataclismos como el que la actual crisis económica provoca en todos los niveles de nuestra sociedad. Para ello, el cineasta pone a nuestra disposición un turbador relato en el que mediante un microcosmos concreto (el barrio residencial, la familia, el trabajo, los amigos) condensa una totalidad de hechos que nos atenazan a todos. No obstante, la película juega con la baza de la ambigüedad, la mencionada ambivalencia del personaje central (“enfermedad mental” contra “capacidad prodigiosa de ver el futuro”), con objeto de dotar de suspense la historia y acercarla, mediante los mecanismos del cine fantástico, a la sensibilidad comercial del espectador. De este modo suscita el debate y la controversia en el respetable público, que no asiste indiferente a las peripecias. Merece, por lo tanto, la pena, sumergirse en el apasionante enigma que plantea Take shelter con no poca maestría, pues provoca inquietud, extrañeza, curiosidad, desazón y una cierta catarsis, entre la pesadumbre y la liberación; en general sensaciones poco habituales en el último cine USA, a partir de un ritmo y un tono sosegados que calan hondo en nuestro ánimo. Take shelter nos dice, también, que poco a poco, sin darnos cuenta, el miedo se ha instalado en nuestras vidas, bajo una fina capa de falsa estabilidad cuyo tejido se resquebraja. Es entonces cuando vemos, en lontananza, que la oscuridad y la tormenta siempre han estado ahí.
 
Notas
1.- Toni García: declaraciones de Jeff Nichols en El apocalipsis perfecto, publicado en www.cultura.elpais.com (5 de abril de 2012).
2.- Juan Sardá: declaraciones de Jeff Nichols en Jeff Nichols: “La palabra apocalipsis nos parece más cercana que nunca”, publicado en www.elcultural.es (9 de marzo de 2012).
3.- Op. Cit. nº 2
4.- Op. Cit. nº 2
 
TAKE SHELTER (Take Shelter, 2011)
EE.UU. 120 minutos
D: Jeff Nichols. P: Tyler Davidson y Sophia Lin para Strange Matter Films. G: Jeff Nichols. F: Adam Stone. M: David Wingo. Mo: Parke Gregg. Dis. prod.: Chad Keith.
CAST: Michael Shannon (Curtis), Jessica Chastain (Samantha), Tova Stewart (Hannah), Shea Whigham (Dewart), Katy Mixon (Nat), Natasha Randall (Cammie), Ron Kennard (Russell), Scott Knisley (Lewis), Robert Longstreet (Jim).

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