El
viernes 28 de marzo de 2014 tuvimos el honor de presentar en la madrileña sede
de Filmoteca Española el nº 1 de Cine-Bis
(publicación que saqué a la luz a finales del año pasado y de la cual puede leerse más información en la entrada de este blog fechada el 6-10-13). A las 19:30 h, en la Sala 1 del Cine
Doré, nos reunimos algunos de los artífices del número inaugural para compartir
con todos los aficionados que abarrotaban la platea nuestra satisfacción por el
nacimiento de Cine-Bis. Carlos
Aguilar, como anfitrión, y Pablo Herranz, Ángel García Romero, Fernando
Rodríguez Tapia y un servidor, llegados respectivamente desde Valencia, Soria,
Valladolid y Bilbao, contamos a los asistentes nuestras impresiones tras esta
ilusionante experiencia editorial. Y además, como complemento posterior a la
charla, pudimos disfrutar de la proyección en VOS de uno de los títulos
fundamentales de la Blaxploitation,
nada menos que Las noches rojas de
Harlem (Shaft, Gordon Parks,
1971).
Un auténtico placer para nosotros reunirnos en Madrid y pasar unos días
en compañía también de la mujer de Carlos, Anita Haas, los entrañables Eugenio
Martín y Lone Fleming, y algún veterano colaborador de Quatermass, como Pedro Gutiérrez Recacha; todos compartimos
apasionadas charlas cinéfilas, y, naturalmente, buena mesa: la tournée gastronómica, indispensable en
estos casos, incluyó restaurantes no poco emblemáticos como Volapié, Cinco Jotas, la Bodeguilla Los Rotos, el
cubano La Colonial… Así como las inevitables visitas a las librerías “de viejo”
y las famosas casetas de la Cuesta de Moyano, en busca del ejemplar raro,
antiguo o descatalogado, y donde conseguimos algunas interesantes joyas fechadas
en los años 50 y 60.
En cualquier caso, y para dejar constancia en este
blog de tan inolvidable paso por Filmoteca, transcribo aquí nuestras
intervenciones durante la presentación, acompañando el texto con diversas
imágenes del acto.
Desde este blog, y desde
Cine-Bis, quiero asimismo agradecer de manera especial a Catherine Gautier,
directora adjunta de Filmoteca, su gentil y excelente gestión en lo relativo a
la celebración del evento.
CARLOS AGUILAR:
Hola, buenas tardes, gracias por estar aquí acompañándonos en un momento que
para nosotros es muy especial. Es muy especial, subjetivamente, por la
implicación que hemos volcado en esta publicación, y también lo es,
objetivamente, porque no todos los días aparecen revistas de cine en España.
Esta, además, es una publicación bastante insólita en todos los sentidos: la
manera en que está hecha, los temas que aborda, etc. Se llama Cine-Bis, como
veis, y para mí es un honor estar aquí con el coordinador, diseñador,
responsable máximo de la revista, y con cuatro colaboradores igualmente
excelsos que han cubierto las partes correspondientes. Sin más, les voy a dar
la palabra para que cada uno hable de cuál es su valoración, de qué ha supuesto
para ellos participar en esta revista, en este primer número de Cine-Bis al
cual auguramos una vida larga y fructífera, siempre bajo el mismo planteamiento
que ha presidido este primero, es decir, cubrir huecos: hablar de una serie de
temas de los cuales no hay bibliografía, o apenas, o de manera muy dispersa en lengua
española, de forma que así exista una opinión responsable, cualificada y,
espero también, inteligente sobre estas lagunas tristes que hemos tenido hasta
ahora. En primer lugar habla Ángel García Romero, que ha cubierto la parte de
la ciencia-ficción catastrofista del cine americano de los años 60-70.
ÁNGEL GARCÍA ROMERO:
Estoy encantado de estar aquí presentando esta publicación en la que, de todos
los colaboradores que han trabajado con Javier, quizá yo sea el más veterano,
por razones obvias debido a que somos hermanos; he colaborado con él en todas
sus publicaciones, desde las más amateurs,
allá en nuestra tierna infancia, hasta esta que presentamos ahora, pasando por Quatermass, por supuesto, que quizá sea la más conocida. Normalmente yo me he
encargado de las secciones musicales, bandas sonoras y compositores
cinematográficos, que es mi especialidad, pero en esta ocasión mi hermano me
propuso este tema sabiendo que es una modalidad que a mí me interesa bastante, la
ciencia-ficción catastrofista característica de la mentalidad pesimista que se
impuso en Estados Unidos durante esa época, una década, los años 70, que me
resulta particularmente grata. Además, el cine objeto de mi estudio tiene
características insólitas que trascienden la mera visión apocalíptica, al
integrar las preocupaciones propias de la época: la superpoblación, la falta de
recursos naturales, el interés por la ecología, la violencia y la inseguridad
ciudadana, la aparición de virus mortales…
Por supuesto no pude negarme a colaborar con Javier, ni quería negarme, pues
para mí siempre es un placer trabajar con él. Realmente, espero que de los que
estéis aquí algunos conozcáis la revista y quienes no la conozcáis espero que
hagáis lo posible por conseguirla y por disfrutar con mi artículo y, así mismo,
con los de mis compañeros.
CARLOS AGUILAR:
Habla ahora Pablo Herranz. Al igual que Ángel ha venido expresamente de Soria,
Pablo ha hecho lo propio desde Valencia y ha cubierto una parte también muy
interesante en la revista, como son las adaptaciones al cine de las novelas del
escritor italiano Leonardo Sciascia.
PABLO HERRANZ:
La verdad es que cuando me llamó Javier G. Romero para colaborar en esta nueva
publicación me pareció un proyecto muy interesante, sobre todo porque bajo el subtítulo
“Cine de género alrededor del mundo” se adivina un concepto bastante novedoso,
una plataforma mediante la cual se pueden abordar una serie de temas con muy
poca bibliografía. En mi caso, le propuse un artículo muy al estilo americano,
que consiste en unir un par de películas con un nexo común; en este caso me
tocó hablar del “Dueto siciliano”, dos novelas, A cada uno lo suyo y El día
de la lechuza, escritas en los años 60 por Leonardo Sciascia, que fue luego
diputado del PCI, y que disfrutaron de dos prontas adaptaciones en la misma
década, unidas también por el nexo común que supone disponer del mismo
guionista, Ugo Pirro. Además de dar paso a lo que fue el cine italiano sobre la
Mafia, en base a estos dos libros firmados por una persona que conocía de
primera mano lo que es el fenómeno mafioso. Fenómeno, por otra parte, que sigue
existiendo en la actualidad; tú vas a Palermo y allí siguen pagando el “pizzo”,
el impuesto de la Mafia, mientras conviven con camisetas de “El Padrino”. Por
tanto, era muy interesante hablar de estas películas a las que no se había dado
la importancia debida como iniciadoras, nada menos, que del Poliziesco, el cine
policiaco italiano, género que, por otra parte, tiene un complemento magnífico
en este nº 1 de Cine-Bis con la entrevista a Fernando di Leo que firma
Carlos.
CARLOS AGUILAR: Como suele decirse, yo de mi participación no hablo, para no extenderme; pero ya que lo ha
mencionado Pablo, sí, he aportado dos entrevistas, una con Fernando di Leo, que
era un productor, director, guionista italiano muy loco, muy bestia, muy
interesante, absolutamente anómalo, no precisamente modesto tampoco, del que
quizá hayáis visto alguna película, como Nuestro hombre de Milán, Secuestro
de una mujer o Milán, calibre 9. Y con Helga Liné, actriz alemana afincada
en España, pero que ahora vive en Argentina, y muy representativa del
formidable cine Bis europeo de los años 60-70. Pues bien, tenemos otro
invitado, también venido expresamente a Madrid para la presentación, en este
caso de Valladolid, Fernando Rodríguez Tapia, que ha cubierto la parte del
Blaxploitation, que es como se denomina de un tiempo a esta parte estas
películas de acción que se hacían a primeros de los años 70, protagonizadas por
afroamericanos y dirigidas en teoría también a un público afroamericano; en
cualquier caso, tuvieron tal éxito que la audiencia se amplió, modalidad de la
cual el paradigma, el primer éxito de verdad, es precisamente la película que
hemos escogido para hoy, Las noches rojas de Harlem, que introduce el
personaje de Shaft. Adelante, Fernando.
FERNANDO RODRÍGUEZ TAPIA:
Cuando Javier se puso en contacto conmigo, primero me quedé un poco perplejo,
pero luego acepté sin pensarlo más. Primero, porque podía hablar de una de mis
pasiones, la cultura y el cine afroamericanos, y luego porque me permitía dar
rienda suelta a una serie de títulos y reflexiones que podía aportar, e ir un
poquito más allá de lo habitual en los acercamientos a la Blaxploitation o al
cine afroamericano de los 70. Mi artículo está dividido en dos mitades: en esta
primera parte, que es la publicada en este Cine-Bis, hablo sobre todo de los
orígenes, de las bases sobre las que se asienta, pero también de su
manifestación más conocida, el thriller, el policiaco, modalidad que se extiende
durante prácticamente toda la década. Lo he enfocado simplemente dando unas
pautas para que quien no lo conozca se familiarice con ello; de la misma manera
que yo en un momento dado me enganché, si después de leerlo el aficionado experimenta
un mayor interés, puede seguir indagando ya que posee muchos ingredientes
disfrutables, hay películas buenas, malas, muy malas, pero numerosas
aportaciones, elementos de índole social, bandas sonoras maravillosas... Pienso,
además, que el resultado final de Cine-Bis ha quedado muy setentero; yo que
soy un enamorado de la cultura de los 70 creo que la revista posee muchas
referencias al cine de esa época, y a la riqueza social, cultural, de aquel
momento. Naturalmente, y por último, quiero decir que estoy encantado de
colaborar con gente a la que he leído y he admirado durante muchos años.
CARLOS AGUILAR:
Le ha llegado el turno a Javier G. Romero, el creador, el alma mater, el
diseñador, el editor…, el todo de Cine-Bis, y que además se ha encargado de un par de textos, sobre el cine fantástico filipino y una entrevista al director del fanzine Monster World.
JAVIER G. ROMERO:
Bueno, muchas gracias Carlos por esta introducción, muchas gracias también a
Filmoteca por darnos la oportunidad de presentar aquí nuestra publicación, y
gracias a vosotros, por supuesto, por estar aquí para escucharnos y conocer la
existencia de nuestra revista. Efectivamente, como consecuencia obvia de otras publicaciones
mías anteriores, concretamente de Quatermass, que es una revista
especializada en cine fantástico, uno de los géneros populares más
emblemáticos, parecía lógico pensar
que antes o después yo podía meterme en este “berenjenal” de sacar adelante una
publicación tan en principio complicada como Cine-Bis, dedicada a todos los
géneros cinematográficos, todos los géneros populares por antonomasia. La idea
de Cine-Bis es tratar, sin exclusiones, el western, el musical, el cine de
animación, el cine erótico, el cine de aventuras en todas sus modalidades, el policiaco y el thriller, la comedia, el fantástico, el terror, la ciencia-ficción…, sin caer, no obstante, en el frikismo
gratuito, sino desde un punto de vista riguroso, pero haciéndolo asequible
a todo tipo de lectores y aficionados, desde los más exigentes hasta los que
empiezan y quieren tener una primera toma de contacto con los géneros en estado
puro. No tiene exactamente Cine-Bis un carácter, digamos, retrospectivo, por
mucho que nos centremos sobre todo, pero no de forma exclusiva, en las
cinematografías de los años 60 y 70; lo que se pretende, de alguna manera, es
recordar a los más veteranos aquel cine de su infancia, adolescencia y juventud,
así como darlo a conocer a las nuevas generaciones y, por supuesto, darnos la
ocasión a nosotros, que lo vivimos en mayor o menor medida, dependiendo de la
edad, de sumergirnos en un cine que nos es tan grato, pues ha supuesto un hito
especial en nuestra formación sentimental, incluso intelectual. El cine de los
60, el de los 70, es hoy en día el gran olvidado, una época en la que se hacían
películas que en la actualidad sería imposible sacar adelante en la industria
coetánea. Películas en muchas ocasiones incluso políticamente incorrectas; las
vemos hoy y nos preguntamos cómo es posible que en los años 70 se hiciese tal o
cual película, con esta u otra temática. Hoy sería impensable en el reino de lo
políticamente correcto, que lo está corrompiendo todo, sería directamente
inviable. Por esta razón creo que Cine-Bis aporta también ese punto de vista,
esa plataforma para acercarnos a un cine que, aunque algunos lo ignoren o lo rechacen,
supuso el pilar sobre el que se asienta hoy la industria del cine en general.
Antes que nada, quiero hacer un aparte para reconocer a mi equipo de
colaboradores sus excelentes textos, nunca estaré lo suficientemente
agradecido. Incluyo, claro está, a Pablo Fernández y Adrián Sánchez,
respectivamente autores de los artículos sobre el cineasta Alain Corneau y la
película checa El incinerador de cadáveres, y que debido a diferentes
obligaciones no han podido estar hoy aquí con nosotros. Todos ellos han sabido
sacar de cada tema hasta la última substancia, hacerlo asequible, emocionante,
transmitir sus vivencias…. Ya os digo que muchos hemos vivido aquel cine en su
época; y sobre todo también han sabido ser didácticos y poner a nuestro alcance,
de forma ordenada e inteligible, una serie de conocimientos, de nombres y de
títulos que conviene rescatar. Aprovechad los que consigáis un ejemplar de Cine-Bis para revisar esas películas en DVD o en plataformas digitales,
porque merece la pena recuperar este cine que yo me atrevería a calificar como
muchísimo más apasionante que el que se está haciendo hoy en día; no porque sea
moderno ha de ser necesariamente peor, pero aquel cine, como os digo, se revela
audaz, inquieto y, sobre todo, políticamente incorrecto; pero todo dentro de un
orden, tampoco nos desmadremos. Bueno, sin más, yo me reitero y os agradezco
que estéis aquí. Le paso la palabra a Carlos Aguilar.
CARLOS AGUILAR:
Simplemente, agregarme a lo que ha dicho Javier, porque me parece que conviene
hacer hincapié en ello, y es que no se trata de una revista freak; no tenemos
nada contra lo freak, simplemente no nos gusta lo freak. Lo cual supongo que
significa tener algo contra lo freak. Bueno, bromas aparte, son textos que
están muy cuidados, la maquetación igualmente, a todo color, busca sobre todo
una elegancia en la presentación y un respeto a los temas tratados; de lo más
alto a lo más bajo lo merece, y merece una aproximación realmente cualificada,
seria, objetiva y subjetiva al mismo tiempo, pero, insisto, con elegancia y con
estilo. De ahí que en este número coexistan desde el Blaxploitation, que por
supuesto era directamente casposo, pero que como nos ha explicado Fernando poseía
muchos valores, hasta un cineasta francés tan interesante, tan selecto, tan
exquisito incluso, como Alain Corneau. Siempre se le recuerda por Todas las
mañanas del mundo, una película maravillosa sobre música clásica, pero
realmente sus mejores títulos son los policiacos que hizo con Yves Montand, y
así queda reflejado. Pero no sólo Corneau, así mismo el Blaxploitation o el
cine de terror filipino, que también era muy cutre pero es curioso de conocer.
Entonces, se trata de una aproximación elegante y cualificada a temas de todo
tipo con el vínculo del cine de género. Para mí confieso que ha sido un placer
trabajar con Javier, hemos colaborado juntos muchas veces a lo largo de unos
veinte años, redondeando fechas. A veces me ha llamado él a mí, otras veces le
he llamado yo a él… Hicimos juntos el libro sobre mi querido amigo John Phillip
Law, actor americano, desgraciadamente fallecido un poco antes de que saliera
de imprenta, y fue muy triste, muy doloroso para Javier y para mí; aquélla fue
una de las colaboraciones sin duda más intensas, más estrechas que hemos compartido.
Por supuesto, seguimos colaborando para el siguiente número, y aquí estamos. Os
dejamos con Shaft, que en su día fue una película muy popular también en
España; yo recuerdo haberla visto cuando se estrenó en el finado Palacio de la Música,
allá por el año 72, y la canción sonaba continuamente por todas partes, un tema
que compuso Isaac Hayes dentro de una banda sonora soberbia que hizo un trombonista de
jazz, genial, muerto hace poco, J.J. Johnson. Muchas gracias por escucharnos, y
larga vida a Cine-Bis.
Mil gracias por la parte que me toca, caballero. Un placer, un honor y todo un aprendizaje el haber participado.
ResponderEliminarEl placer es mío, Adrián. ¡Gran trabajo con "El incinerador de cadáveres"! ¡Seguiremos colaborando!
EliminarMi enhorabuena, amigo Javier, para ti y para todos los que habéis colaborado en esta publicación, cuya sola existencia en el panorama actual ya me parece una heroicidad. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarAmigo Tomás, viniendo tan gentil observación de un profesional de tu valía es un auténtico honor. Además, como coordinador de nada menos que “Dirigido por” (una de mis revistas de cabecera de siempre) entiendes perfectamente lo que supone impulsar una publicación de cine en estos tiempos, y el esfuerzo titánico que implica sacarla adelante con los medios, casi siempre precarios, de los que disponemos los “locos” que a esto nos dedicamos. Al menos, ilusión y ganas no faltan.
Eliminar¡Un fuerte abrazo, compañero!
¡Qué casualidad!.El día después de esta charla,el sábado 29 de Marzo tuvimos nosotros la presentación de Monsterworld número 12 en Zaragoza.Recuerdo que comentamos lo mucho que nos hubiese gustado estar en esta mesa redonda.Gracias por el trabajo que te has pegado transcribiendo todo lo que allí se dijo para que los que no acudimos podamos enterarnos de todo lo que se habló en el emblemático Cine Doré aquel Viernes.
ResponderEliminarIgualmente me hubiera gustado asistir, Jesús, a la presentación de ese gran nº 12 de "Monster World", publicación que ya ocupa, sin discusión alguna, un lugar mítico en el mundo del fandom y a la que me enorgullece aportar mi granito de arena, así como colaborar con tan entusiasta equipo.
EliminarEn cuanto a esta transcripción de la presentación de "Cine-Bis" en Filmoteca, creo que era obligado publicarla aquí para que todos nuestros lectores y seguidores pudieran compartir con nosotros la emoción de aquel día inolvidable en Madrid.
¡Larga vida a “Monster World”, Jesús!
Gracias por la mención, Javier! ¡Un abrazo!
ResponderEliminarPablo Fernández
Pablo, ya sabes que para mí eres parte indisoluble del equipo de “Quatermass”, así como de “Cine-Bis”. Por una cuestión de amistad, desde luego, pero también por la excelencia de tus textos. Y así se da la rara confluencia de dos factores que hoy en día no tienen precio: ser una estupenda persona y encima un profesional de talento. ¿Qué más se puede pedir?
Eliminar¡Un abrazo, Pablo!